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Cuando el líder se convierte en la restricción


Desafortunadamente, a pesar de sus múltiples ventajas, el trabajo colaborativo aún no es una de las diez herramientas favoritas de los directivos. Y la razón principal de esto es que el trabajo colaborativo requiere que los líderes jueguen un rol completamente diferente al que ha sido comúnmente aceptado durante muchos años.


Al tratar de tomar todas las decisiones, controlar cada movimiento y reclamar el crédito de cualquier pequeño éxito, el líder se instituye a si mismo como la restricción del sistema.


Lo hemos visto suceder muchas veces en múltiples organizaciones y ambientes: Conforme el equipo comienza a desarrollarse, el líder, que aun quiere reinar bajo el paradigma de “tener la razón es suficiente”, se convierte cada vez más en el factor limitante para el desarrollo del equipo.


La mayoría de las veces, esto sucede debido a que los líderes aún se visualizan como una entidad separada “arriba de” el equipo, en lugar de ser uno con el equipo. Esta separación mental en dos entidades, las clases trabajadora y directiva del equipo, le impide al líder volverse funcional a la velocidad y al ritmo del resto del equipo.


En nuestra experiencia, el solo concepto del líder siendo uno con el equipo, ha probado ser por si mismo razón suficiente para hacer que muchos altos directivos consideren el trabajo colaborativo como una herramienta repulsiva del socialismo que debería ser eliminada de la faz de la tierra. Estos directivos ven inmediatamente una amenaza a su status quo y a la posición por la que tan duro han luchado.


Sin embargo, ser uno con el equipo no significa que el rol del líder deje de ser necesario.


Nuestra experiencia ha demostrado, una y otra vez, que los intentos por incluir la democracia en los ambientes de trabajo, generalmente terminan en anarquía y caos total.


Ser uno mismo con el equipo significa que para que el líder pueda comprender de manera profunda los mecanismos internos de su equipo y, por lo tanto, guiarlos mejor, el líder debe verse a sí mismo como un recurso más a disposición del equipo.


Ya hemos establecido que el líder debe ser el primero en subordinar sus propios intereses al objetivo del equipo. Pero para ser uno con el equipo, el líder debe ir más allá de esto. El líder también debe compartir y subordinar a la meta del equipo, sus conocimientos, experiencia, contactos, visión estratégica, etc. En breve, debe subordinar al beneficio del equipo todo aquello que lo hace el líder.


La reacción típica a esta aseveración es: “Si yo subordino todo lo que me hace el líder al beneficio del equipo, ¿que me quedará?, ¿no podría entonces cualquiera ser el líder?, ¿no me haría esto innecesario?”. Muchos líderes temen ser vistos como uno más de los miembros del equipo porque los hace parecer humanos. Cualquiera podrá verlos, tocarlos, y darse cuenta que también ellos cometen errores. En resumen, se vuelven vulnerables.


La respuesta acerca de lo que le quedará después de rendir todos sus poderes de líder ante la meta del equipo es muy simple: TODOS SUS PODERES DE LIDER. El hecho de que usted ponga al servicio del equipo sus poderes de líder, no significa de ninguna manera que usted pueda ser despojado de ellos. Para hacer uso de ellos, el equipo tendrá que hacerlo A TRAVÉS de usted.


En lo que respecta a si cualquiera puede ser el líder si usted subordina sus poderes de líder al objetivo del equipo, la respuesta es sí, y ese es precisamente el punto. El hecho de que usted sea el líder, no necesariamente significa que usted pueda guiar efectivamente a su equipo a través de cualquier situación que se presente. Ni tampoco significa que al compartir el liderazgo no será usted el líder al final del camino.


Al permitir a los miembros del equipo tomar el liderazgo conforme la situación lo requiera, no únicamente impulsará al equipo a obtener mejores resultados más rápido, sino que además aumentará su respeto hacia usted como su líder y les permitirá ser mejores miembros del equipo una vez que experimenten en carne propia las complejidades del liderazgo.


Finalmente, respecto a la cuestión de su posible redundancia como líder una vez que ellos conozcan todos sus trucos y hayan hecho uso de los poderes del liderazgo, debemos decirle que la respuesta real está completamente en sus manos.


Por una parte, nadie puede en realidad garantizar su posición como líder, ni su jefe, ni el Corporativo, ni siquiera el Director General de la compañía. En estos tiempos inciertos para la mayoría de las economías mundiales, aún ellos deben estar preguntándose si sus propias posiciones están en riesgo.


Curiosamente, nuestra experiencia ha mostrado que lo que realmente vincula a los líderes con sus equipos es el reconocimiento de que, a pesar de su naturaleza humana, ellos siempre están dispuestos a vencer sus propias debilidades e intentarlo de nuevo en situaciones en las que la mayoría de las personas preferirían rendirse. Es su búsqueda incesante del bien común lo que los hace irresistibles de apoyar y seguir.


La única manera de generar alguna clase de seguridad con respecto a su posición actual de líder es continuar añadiendo valor a su organización, a su equipo y a sí mismo. Y como líder de un equipo colaborativo, esto significa constantemente aprender nuevos trucos, constantemente demostrar que es usted el mejor líder que el equipo puede tener y constantemente probarse a si mismo que esta haciendo lo mejor que puede hacer.



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