Llevo 30 años de mi vida siendo testigo de primera fila de muchas buenas intenciones. Estoy convencido de que en general la gente es buena y quiere lograr cosas positivas, sin embargo, todos terminamos (y me incluyo muy a mi pesar) viviendo en un mundo muy diferente al que todos deseamos y amoldándonos a él. Si el mundo fuera la sumatoria de nuestras buenas intenciones, definitivamente tendríamos una vida mucho mas placentera y plena.
Benjamín Franklin, en uno de sus maravillosos escritos sobre si mismo, nos relata que en algún punto de su vida decidió que si el ya sabía lo que era bueno y malo, no había razón alguna para no pasar el resto de su vida haciendo solo cosas buenas. Nos relata que en este intento descubrió cuantas veces sus hábitos y emociones los hacían tropezar cuando dejaba de ejercer una vigilancia férrea para concentrarse en hacer cualquier cosa.
Curiosamente, incluso el apóstol Pablo hace avisos repetidamente sobre este hecho en su primera carta a los Corintios (10:12 y 13): “El que piensa que está en pie —dijo—, cuídese de no caer. Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.”.
Así que tener buenas intenciones, ¨buscar hacer cosas buenas¨ no es suficiente.
Tenemos que mejorar las probabilidades (porque asegurar, asegurar, lo que se dice asegurar realmente no podemos) de cumplir nuestros propósitos. Y mi asiento de primera fila me ha permitido observar que, con mayor frecuencia, la gente nos atoramos ... en el arranque. O no empezamos o nos rendimos muy temprano.
Y la principal piedra de tropiezo que yo he observado son los conflictos, o dilemas. Iniciamos con gran entusiasmo!. Nos subimos al auto, lo encendemos, metemos primera y ... ¡no soltamos el freno! Empezamos a pensar como tener lo nuevo, conservando también lo que ya tenemos ... ¡y entonces nos congelamos! ... nos convertimos en Humpty-Dumpy sentados sobre la barda y no damos paso, ni para atrás, ni para adelante.
Así que descubrir una herramienta que me permite VER mis conflictos, y resolverlos, ha sido uno de los regalos mas grandes que he recibido en la vida. Porque, ya sea que decido quedarme como estaba, o que doy el paso al frente e inicio una aventura, me muevo con decisión hacia cualquiera de las dos posibilidades y no me quedo en medio esperando a que el tren me arrolle.
¿Cuantas veces te has quedado tu varado con tus buenas intenciones?
Excelente reflexión Gabriel, muy profunda y de plena realidad.!!!