Esta es la pregunta con la que los niños de sexto año recibían a los niños de primero en mi escuela primaria. Y por supuesto, cualquier respuesta generaba la burla del grupo inquisidor.
Muchos años más tarde, en mi vida profesional, me volví a topar con este tipo de preguntas: ¿En donde podemos encontrar un joven recién graduado que tenga mucha experiencia en Procesos Productivos? … y entonces me explicaron que a esto se le llama un ¨Catch-22¨ y de manera muy básica se trata de preguntas para las cuales no existe respuesta lógica porque el mismo planteamiento de la pregunta anula la posibilidad de una respuesta.
Y por supuesto, siendo el terco que soy, quise encontrar una manera de responder inteligentemente a este tipo de situaciones, que conforme ascendía en la escalera organizacional, se volvían mas frecuentes. ¿Cómo podemos encontrar un proveedor bueno, barato y bonito?
Pregunté, leí, experimenté, visité bibliotecas y universidades (entonces no teníamos Google), y así llegué a lo que hasta el día de hoy me parece la mejor respuesta a estas cuestionantes; DEPENDE … ¿depende de qué? … ¡de la META!
Esta respuesta genera un replanteamiento de la pregunta, lo cual en muchas ocasiones resulta suficiente para identificar la respuesta adecuada. 35 años de experiencia como consultor me han enseñado que el éxito de los proyectos no depende de las respuestas que ofrecemos, sino estriba en hacer las preguntas correctas.
En general, la gente ya tiene la respuesta, lo que no ha sabido plantear correctamente es la pregunta. Por eso, todo en la Teoría de las Restricciones gira en torno a resolver tres preguntas:
1. ¿Qué cambiar?
2. ¿Hacia qué cambiar?
3. ¿Cómo cambiar?
Alejandro Magno resolvió en problema del nudo Gordiano, con una espada; Eli Goldratt resolvió los catch-22 con sus Procesos de Pensamiento. Si yo soy YO y Tú eres TÚ … ¿cuál prefieres usar?
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