Paradigmas; Creencias; Reglas; Hábitos; Principios; Teorías Personales; Traumas ... llámeles como usted quiera. Lo importante es que tenga claro el papel tan importante que juegan en nuestra vida.
Como ingeniero, he dedicado una gran cantidad de tiempo en la búsqueda de eficiencias en los diferentes sistemas en los que he tenido la oportunidad de trabajar. Recientemente, descubrí que nuestro cuerpo también busca hacer el uso más eficiente posible de nuestra energía. Y resulta que uno de los órganos que consume más energía cuando trabaja en pleno, es nuestro cerebro. Cuando nos encontramos en una situación completamente nueva: observamos, escuchamos, olemos, sentimos con mucha atención y nuestro cerebro trabaja a marchas forzadas tratando de encontrar como mantenernos vivos en esta nueva situación. Este proceso es sumamente desgastante y no podríamos mantenerlo por mucho tiempo. Por esta razón, en cuanto nuestro cerebro cree haber encontrado un patrón familiar deja de procesar toda esta información y recurre a las rutinas (paradigmas; creencias; etc...) previamente-escritas en nuestro cerebro para la situación detectada. ¿estamos en una alberca?: ¡empezamos a nadar!; ¿estamos en una cocina?: ¡comeremos!; etc.
Y de esta forma, nuestros paradigmas controlan una gran cantidad de lo que hacemos cada día.
Así que si queremos cambiar algo que estamos haciendo repetidamente, deberemos primero identificar el paradigma que dispara este comportamiento, para entonces modificar o cambiar este paradigma. En los últimos blogs hemos presentado diversas formas de lograr esto, sin embargo, sabemos que lograr esto es terriblemente complicado y muy personal. Cada uno de nosotros reacciona diferente ante ciertos estímulos. Y la manera de modificar paradigmas es un proceso terriblemente personal.
Así pues, no podemos ofrecer técnicas mágicas que funcionen para todos los casos. Lo que si podemos ofrecer es un proceso muy básico que puede ser modificado para cumplir con una gran variedad de situaciones. A este proceso lo llamó el Dr. Goldratt el Árbol de Prerequisitos, y muchos de mis clientes lo han llamado el "proceso de chillar y quejarse".
Básicamente se trata de:
1. Verbalizar de manera inversa el paradigma que se desea modificar;
2. Listar los obstáculos que impiden su logro;
3. Generar un Objetivo Intermedio para cada obstáculo encontrado;
4. Dar orden cronológico a los Objetivos Intermedios encontrados.
Por ejemplo: Si el paradigma que deseamos modificar es la idea de que "nuestro cliente nunca aceptará cambiar su programa de órdenes", haremos lo siguiente:
Nuestro cliente aceptará cambiar su programa de órdenes
Obstáculos: no escuchan; tienen un programa que seguir; sus clientes no lo permitirán
Objetivos Intermedios: nos escuchan; pueden mantener su programa; sus clientes lo permiten
si pueden (1) mantener su programa, (2) entonces sus clientes lo permiten y (3) entonces nos escuchan.
Por supuesto que esta es una sobre-simplificación y seguramente no aplica para muchos casos. Pero lo importante no es la solución final, sino el proceso para generarla.
Siguiendo este proceso hemos sido capases de aterrizar ideas que inicialmente parecían imposibles ("puerquitos voladores")
Pero no tome nuestra palabra. Tome uno de sus paradigmas y siga el proceso, ¡le prometemos que se sorprenderá con el resultado!
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