Durante nuestros treinta años como líderes de cambio, hemos experimentado con muchas maneras de estructurar equipos para implementar los modelos de cambio desarrollados.
Como resultado de esta experimentación, un patrón común comenzó a emerger, llevándonos a la identificación de cuatro elementos clave que deben estar presentes para garantizar una ejecución eficiente y exitosa del modelo de cambio.
El primer elemento está conformado por quienes deben tomar las principales decisiones y asumir los riesgos. Normalmente caracterizado, pero no limitado, a la alta dirección, este elemento tiene como función determinar la meta del proyecto y posteriormente, eliminar todos los obstáculos (internos y externos) que pueden bloquear el avance de los esfuerzos del equipo.
Ellos deben asegurar los recursos necesarios, vender internamente el proyecto, resolver las disputas, así como corregir y suavizar los daños causados por el equipo de implantación. No se espera que participen de manera activa en la ejecución de las tareas, ya que ellos juegan a un nivel mucho mas estratégico.
El segundo elemento es conformado por los coordinadores de actividades. Estas son las personas a cargo de empujar continuamente hacia adelante el avance del proyecto, asegurándose de que las cosas pasen, un pequeño paso a la vez, y eliminando los obstáculos tácticos que puedan encontrarse en el camino. Aunque esta actividad usualmente es delegada al líder del proyecto, toda la alta gerencia debe permanecer sumamente involucrada y activa en este rol.
Este grupo tiene como rol principal la traducción de todas las decisiones y planes en instrucciones de trabajo simples para ser ejecutadas por el resto de la organización. Otras responsabilidades incluyen el seguimiento y el control, la elaboración de reportes, el diseño e implantación de procesos operativos, así como la comunicación global entre los miembros del equipo.
El tercer elemento está constituido por los líderes prácticos de la ejecución. Este es el grupo de personas, que estará en el campo de batalla liderando las tropas. Normalmente son generales curtidos en muchas batallas que estarán dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograr el objetivo planteado, sin importarles los costos o consecuencias.
Tienden a ser líderes muy carismáticos que cuentan con amplio respeto entre las tropas, principalmente debido a que experimentan un placer muy especial al superar situaciones difíciles, las cuales ellos asumen como retos personales. Están completamente orientados a la acción y odian involucrarse en discusiones filosóficas de cualquier tipo.
Una característica muy distintiva de este tipo de personas, es que, en tiempos de paz, les resulta sumamente difícil no entrar en conflicto con el resto de la organización. Ellos necesitan una razón para pelear, y una vez que encuentran una causa que defender, usted puede estar totalmente seguro que la llevarán a buen término.
El cuarto elemento son las “manos” reales del proyecto. Estas son las personas que realmente harán que las cosas pasen, y constituyen la mayor masa del equipo del proyecto.
Este grupo estará principalmente dedicado a ejecutar, de la mejor manera posible, las acciones que les son asignadas, al mismo tiempo que mantienen sus asignaciones de trabajo regulares al día. Ellas y ellos son quienes invertirán las horas extra necesarias para la realización de ambos trabajos, mientras que asisten a seminarios de capacitación y juntas de coordinación, suministran todo tipo de información para toda clase de reportes, rehacen todo aquello en lo que los tomadores de decisiones se equivocaron o decidieron ajustar, etc.
En resumen, ellos son los verdaderos héroes de todo proyecto de cambio.
Dependiendo del tamaño de la organización, estos cuatro elementos pueden estar distribuidos de muchas maneras diferentes, pero es de vital importancia asegurarse que cada uno de ellos es claramente entendido y asignado antes de iniciar la etapa de ejecución.
