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Los requisitos de una buena solución


Muchas veces, lo que nos detiene para darle solución a un problema, no es que no tengamos una solución, sino que la solución misma nos genera un dilema entre resolver el problema, generando una nueva realidad que nos es desconocida y que por tanto puede implicar riesgos y consecuencias negativas que quizá no podamos manejar, versus el no resolver el problema a cambio de mantenernos en una realidad conocida en donde pensamos que podremos seguir manteniendo satisfecha una necesidad que para nosotros es clave, a través de seguir tolerando el problema en cuestión.


Una buena solución entonces, debe de satisfacer por lo menos tres condiciones: primero, debe resolver el problema; segundo, debe asegurar que la necesidad que actualmente está siendo satisfecha a través de tolerar el problema, no se pone en riesgo; tercero, debe crear opciones, un solo camino no es opción, dos es un dilema, tres o mas caminos ya ofrecen en realidad una gama de opciones para que la persona pueda escoger la que se apegue mas a su propia visión y necesidades.


En otras palabras, nuestra solución debe romper el conflicto en el que la persona u organización ha estado atrapada por mucho tiempo.


Es esencial entender que hasta el momento en que decidimos enfocar nuestras baterías hacia un cierto problema, la persona u organización que lo sufre, ha estado de acuerdo en pagar el precio de tolerar la existencia del problema, en aras de obtener la satisfacción de alguna necesidad que consideran importante. Para él o ellos, el problema ya no es un problema, sino un hecho de la vida, un amargo precio a pagar a cambio de satisfacer alguna condición de vida que consideran estratégica y no están dispuestos a perder. Cualquier solución, que aún de la manera mas remota parezca poner en riesgo la satisfacción de esta necesidad, que hasta ahora ha sido mantenida a tan alto precio, será fuertemente rechazada.


No es de ninguna ayuda decirle a una mujer que abandone a su esposo golpeador a menos que también le podamos ayudar a encontrar una alternativa que le permita satisfacer su necesidad de seguridad financiera, compañía y sobre todo, de evitar las represalias de su actual marido. No podemos simplemente despedir a un empleado que representa una buena relación con personas de importancia para la compañía, sin contar con un plan sólido de cómo obtendremos por otros medios los beneficios que se obtienen de estar en buenos términos con estas personas.


A menos que nuestra solución pueda proveer estos tres elementos, será sumamente difícil reunir el apoyo necesario para implementarla a una velocidad apropiada.


Ahora podemos ver, porque las personas no se integran de inmediato a los esfuerzos de cualquier iniciativa de mejora. La mayoría de nosotros hemos aprendido, por experiencias dolorosas, que muchas ideas de mejora tienden a estar a medio cocinar cuando son iniciadas. Desafortunadamente, muchos directivos y consultores, desarrollan proyectos teniendo en consideración únicamente los efectos positivos que la iniciativa tendrá en el desempeño de la organización, ignorando por completo los efectos colaterales que serán generados al perderse los beneficios que se obtienen al tolerar el problema, y que hoy forman parte de las condiciones en las que la mayoría ha aprendido a vivir.


Muchas veces, después de que una iniciativa de mejora es implementada, alguna parte de la organización sufre las consecuencias al perder los medios a través de los cuales estaban obteniendo un elemento clave para cumplir con sus funciones. Alguien tendrá que hacer malabares para encontrar nuevos mecanismos que le permitan obtener los mismos resultados.


Si, puede ser que ese empleado estaba desempeñándose verdaderamente muy por debajo de lo esperado, pero cuando realmente nos atorábamos, él podía resolver nuestro problema con tan solo una llamada telefónica. Si, ese cliente tiene pagos pendientes, pero es el único que acepta los envíos anticipados que pueden ayudarnos a reducir nuestros niveles de inventario de materias primas en este momento.


Algunas veces, estos efectos laterales, no son más que pequeños sobresaltos en la historia de un proyecto de mejora. Pero muchas veces, estos son los verdaderos obstáculos que bloquean por completo el avance en la implementación. No podemos darnos el lujo de ignorarlos si queremos mover a nuestra organización en un modo de mejora rápida.

Debemos asegurarnos de que nuestra propuesta de solución, resuelva el problema y mantenga intactos los beneficios que se obtienen actualmente. Tenemos que solucionar el dilema para evitar que haya personas deseosas de que nuestro proyecto fracase.



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