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¿Poca LEALTAD de tu gente?



Una de las quejas (o EFIs en el lenguaje TOCeño) que mas he escuchado en los últimos años en todo tipo de organizaciones, es la falta de lealtad por parte del personal. Y lo que inició siendo una queja sobre los niveles operativos se ha convertido en una queja generalizada que incluye los mas altos niveles directivos.

 

Como ya hemos intentado de todo en lo que se refiere a corrientes administrativas para resolver este problema, he decidido intentar algo diferente usando el manual administrativo mas antiguo de la historia: La Biblia.

 

De entrada, encontré una lista de veinte características que describen perfectamente el comportamiento generalizado en nuestros días:

 

“… la gente solo se amará a si misma, serán amantes del dinero, fanfarrones, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos y desleales, no tendrán cariño natural, no estarán dispuestos a llegar a ningún acuerdo, serán calumniadores, no tendrán autocontrol, serán feroces, no amarán lo que es bueno, serán traicioneros y testarudos, estarán llenos de orgullo, amarán los placeres en lugar de a Dios y aparentarán tener devoción a Dios, pero en realidad estarán negando el poder de esa devoción …

 

¿Faltó algo? … ¿Suena conocido? … ¿No te parece interesante que en un escrito de hace dos mil años describan a la humanidad de manera tan completa?. Cierto, a través de la historia ya han estado presentes algunos de estos síntomas. Lo que vuelve a esta lista algo muy significativo es que hoy no podemos desechar ni uno solo de estos señalamientos.

 

Así que si en este documento se describe tan precisamente la situación actual. Me parece lógico imaginar que también debe haber ahí mismo alguna buena idea de solución … ¡y si! ... encontré una perla de sabiduría administrativa en el famoso discurso de Jesús llamado el Sermón del Monte. De hecho, esta perla es conocida mundialmente como La Regla de Oro: “Hagan por los demás todo lo que les gustaría que hicieran por ustedes” (Mateo 7:12; Lucas 6:31)


Mientras sigamos aplicando un criterio diferente para nuestro personal al que usamos para nosotros mismos, no podemos quejarnos de deslealtad, sino de administración equivocada. Jesús no aplicaba un criterio diferente para sus seguidores de lo que aplicaba a sí mismo. De hecho los cuidaba y toleraba mas que ellos lo hacían hacia él y entre ellos mismos.


Cierto: en una organización hay niveles. Se requiere una estructura para dar orden a lo que sea que hace cada organización. Pero la diferencia entre niveles no debe ser producto del trato, sino del valor que se agrega a la organización. El personal no debe ser leal porque los obligamos a serlo, sino porque ellos están convencidos de que con nosotros estarán mejor que en ningún otro lado.



 

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