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Hacemos tonterías porque podemos

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Muchos años de observación y experiencia participando en todo tipo de proyectos de mejora me han permitido llegar a una conclusión muy personal: “las personas hacemos tarugadas porque podemos”, la cual me parece tan valiosa como para ser compartida en este blog semanal.


En gran medida, mi trabajo se ha centrado en apoyar gerentes y directores en la aplicación de los conceptos de la Teoría de Restricciones. En realidad la escencia de todo esto es muy simple: todo sistema tiene un elemento restrictivo. Si quieres mejorar el desempeño del sistema solo debes identificar el elemento restrictivo y concentrar ahí todos tus esfuerzos de mejora. Lo que sea que logres dará resultados impresionantes porque ayudará a TODO el sistema.


Hasta ahí no hay nada sorprendente. El Dr. Goldratt decía que esto es puro sentido común.


En donde las cosas se ponen interesantes es en la aplicación real de estos conceptos: Normalmente, además de la restricción, tenemos una gran cantidad de asuntos que aunque no son restricción demandan nuestra atención y recursos, y si no los atendemos adecuadamente tenemos el riesgo de que se conviertan en restricciones mortales.


Ilustremos esto con un ejemplo: Puede ser que el león frente a nosotros sea la restricción, pero tenemos encima una nube de miles de mosquitos que no nos deja en paz y nos van a chupar hasta la última gota de sangre. Esta es la ilustración mas usada por mis clientes: “Si, ya se cual es nuestra restricción, pero si no resuelvo esto otro, nos morimos en este instante” Y bajo esta lógica, la gente en general se dedica en cuerpo y alma a resolver asuntos NO-RESTRICCIÓN, uno tras otro … ¿y cuando atienden la restricción? … cuando acaben con todos mosquitos … o sea, ¡NUNCA!. ¿Y porque hacemos esto? … ¡Porque podemos!


Muchos de mis clientes reconocen que los problemas actuales no existían antes, la gran mayoría surgieron cuando lograron un cierto nivel de éxito. A veces, salimos al mercado sin estar listos para absorber una gran demanda, y si somos exitosos vendiendo, de golpe nuestro negocio deberá producir y entregar cantidades que nunca soñamos. Y una vez mas, en lugar de modificar nuestro sistema para atender el nuevo nivel de la demanda, seguimos haciendo lo mismo de siempre con mayor intensidad (no dormimos si es necesario) … ¿por qué? … ¡porque podemos!


La otra cara de la película es cuando al negocio le va muy bien y de repente nuestro empresario se encuentra con la posibilidad de hacer muchas cosas que tenía pendientes por falta de fondos. Así que le da por emprender cuanta idea le ilumina el cerebro hasta que se acaba el flujo inicial y termina por poner en riesgo (si no es que matar) a la gallina de los huevos de oro inicial. ¿por qué no lo había hecho antes y si lo hizo ahora? ... ¡porque ahora si podía!


De esta suerte, resulta que debemos cambiar nuestra percepción de que las restricciones son algo negativo contra lo que siempre debemos luchar. En realidad las restricciones son bendiciones que por un lado nos indican el camino a seguir, y por el otro nos impiden hacer tonterías. Cierto, debemos luchar por lograr el control de nuestras restricciones, pero una cosa es controlarlas y otra exterminarlas.


Recuerda, ¡SIEMPRE va a haber una restricción! Si exterminas una restricción conocida, se creará una nueva restricción desconocida. Aunque ya se han logrado algunos mecanismos de movimiento perpetuo, aún no hemos sido capaces de crear un sistema que genere resultados infinitos. Lo cual implica que de alguna manera existe una restricción que limita la generación de resultados.


Y mientras tanto, para vernos muy ocupados e importantes, dedicamos nuestro tiempo y recursos a resolver no-restricciones o matar mosquitos. ¡Por que podemos!


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