Este será nuestro quinto y último blog dedicado al caso P-Q. Y no podía dejar de verlo desde mi muy mexicana perspectiva.
El caso P-Q fue diseñado para ayudarnos a explotar la restricción. Para darnos un enfoque práctico que nos permita tomar decisiones ágilmente y que estas decisiones resulten en mas y mas unidades de nuestra meta.
En México aplicamos P-Q a la vida, todos los días, en todos los temas posibles. No importa el tamaño del problema o de la tragedia, siempre encontraremos la restricción del tema para hacer una chiste al respecto. La genialidad del mexicano para analizar un tema, procesarlo y obtener un elemento inspirador (risa en este caso) es inigualable.
Y no, no es falta de responsabilidad o de entendimiento. Es una elección: preferimos hablar del lado divertido porque del lado negro ya están demasiado saturadas nuestras vidas. Preferimos reírnos porque ya no tenemos más lágrimas para llorar nuestras desgracias.
Así, diremos que la vitamina T (Tacos, Tortas, Tostadas, Tequila, T...) es la más importante de todas, que Shakespeare le hace los mandados a Chespirito, que nos vemos mañana cuando no tenemos ninguna intención de hacerlo. En fin, decimos lo que sea necesario para seguir adelante con la piedra en el lomo.
Pero adelante seguimos, de eso nunca tendremos duda alguna. No importa que nos manden a una zona llena de serpientes y sin tierra, lo haremos una hermosa ciudad que durará cientos de años. No importa que no hayamos ido nunca a un lugar en nuestra vida, haremos canciones tan hermosas para ese lugar que sus habitantes las tomarán como himnos.
Cuando en Alemania y Suiza empiezan a descubrir las maravillas de la Interdependencia Radical, en México llevamos siglos de aplicarla. Por supuesto, lo hacemos a nuestro estilo, bajo nuestras reglas. Solo vean la puesta en marcha de cualquier tianguis por la mañana para ver como el trabajo en equipo existe y como la visión sistémica se aplica de maneras que ningún manual de procedimientos podría nunca abarcar.
No. No soy ciego a los innumerables retos que aún existen. Pero estoy convencido de que de todas las opciones que puede ofrecer el menú de la vida, siempre me sentiré atraído por aquellas que digan: "... a la mexicana". Y el caso P-Q no es la excepción. Por supuesto, quiero identificar y explotar la restricción, pero "a la mexicana"
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