Y ahora, ¿QUÉ HACEMOS … ?
- Gabriel Lopez Limon

- 30 jun
- 3 Min. de lectura

La actualidad esta resultando ser una película de suspenso en la que, sin estar totalmente conscientes de ello, todos tenemos parte. En cuanto a empresas, se han creado dos grupos muy claros: 1.- Las muertas. Todas aquellas empresas que no han podido sobrevivir el torrente de complejidades actuales y que por una razón u otra han debido poner un alto definitivo a sus operaciones, y; 2.- Las que han logrado sobrevivir haciendo malabares de todos tipos y que hoy están haciendo cosas que nunca pensaron que iban a estar haciendo.
El resumen es simple: Todo el trabajo de las empresas que han debido cerrar, ha caído en las empresas que han logrado mantenerse vivas. Y aunque en principio esto suena como algo muy positivo, ¡un incremento casi instantáneo de un volumen sustancioso!, la realidad es que no resulta tan fácil y directo tragarse esta pildorita.
Para empezar, el simple incremento en volumen de operaciones es ya en si mismo una complicación mayúscula, exacerbada por la dificultad actual para encontrar y mantener personal calificado y responsable (hay un tremendo peleadero y arrebatadero de personal de todos niveles). Nuestra cadena logística no siempre puede responder de inmediato a estos incrementos abruptos de volumen, y cuando lo logramos, todo queda montado sobre alfileres y el sistema se vuelve terriblemente inestable.
Como si el incremento instantáneo en volumen no fuera suficiente complicación, existe además el tema de las pequeñas particularidades de las que viene rodeado este nuevo volumen. Si, es una parte que ya fabricamos y lo hacemos muy bien, solo que este nuevo volumen requiere un empaque diferente porque va para otro país. O, es la misma parte, solo que en un color diferente. Estás pequeñas variaciones, que para la gente comercial son prácticamente irrelevantes, crean complicaciones inimaginables en un sistema que ya de por si es muy inestable.
Resultado: las compañías que han logrado sobrevivir se encuentran en un estado sumamente inestable y altamente volátil … al que seguramente pronto se le añadirá algo mas debido a otro competidor caído en la batalla.
Y de ahí nuestra pregunta inicial … ¡Logramos seguir vivos! ... y ahora, ¿QUÉ HACEMOS?
Dado que la otra alternativa es morir, solo nos queda la opción de enfrentar esta locura lo mejor posible. Y así es como hoy estamos enfrascados en nuestras peleas diarias por la sobre vivencia. Lamentablemente, nos agarró tan de golpe esta situación, que al concentrarnos tanto en sacar adelante cada día, hemos olvidado hacer tiempo para analizar (pensar) cuidadosamente la situación. Y así se nos van los meses y años, sometidos a un tremendo desgaste de todos tipos (físico, emocional, familiar, etc.). ¡El caso típico del árbol que no nos deja ver el bosque!
Es precisamente en este tipo de situaciones que el consejo de Goldratt se vuelve mucho mas valioso. “De todos tus cuellos de botella hay uno que marca el ritmo del sistema, la RESTRICCIÓN del sistema, enfócate en mejorar eso, y por añadidura el resto del sistema también mejorará”
Enfocarse en la Restricción es hoy, mucho mas relevante de lo que lo fue en los años 80s.
Y puedo compartir que la restricción mas frecuente en los análisis que he realizado en los últimos 5 años (COVID para acá) es la falta de acuerdo entre los directivos de las empresas. Mientras sigamos pensando y trabajando solo para cubrir nuestras áreas, seguiremos buscando y mejorando restricciones locales, mientras el sistema muere poco a poco por una restricción que nadie ve o quiere atender porque no esta en su área.
En resumen: ¿y ahora QUÉ HACEMOS? ... ¡Adam Smith necesita revisión! … ¡nos unimos y atacamos juntos la Restricción de nuestro Sistema!




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